1. ¿Sientes Inseguridad personal y falta de confianza?

Seguramente te repites: "No estoy lo suficientemente preparada para emprender", o peor, la clásica "¿Quién me va a comprar a mí?." El miedo al fracaso me tiene más paralizada que semáforo en rojo en hora pico, y entre el susto al qué dirán y el terror de perder la platica, prefiero no arriesgarme. Paso tanto tiempo planeando que ya debería tener un doctorado en "Proyectos que Nunca Ven la Luz".

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2. Barreras lingüísticas y culturales

Siento que no encajo, me cuesta conectar con los demás, y cuando intento expresarme, siento que mis ideas se entienden menos que las recetas de los médicos. Me da miedo que lo que digo pase más desapercibido que semáforo en pueblo pequeño, así que mejor evito cualquier situación donde tenga que hablar en público. 

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3. Recursos económicos limitados

Siento que no tengo suficiente plata para invertir en mi negocio, mis proyectos ni siquiera alcanzan a despegar porque los descarto más rápido que chisme en reunión familiar, convencida de que no hay forma de financiarlos. Y para rematar, me culpo por soñar en grande y prefiero usar esa platica para apoyar a mi familia, como si emprender fuera un lujo y no una inversión. ¡Pero venga, que hasta el que vende café en la esquina empezó con un termo prestado!

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4. Falta de modelos a seguir o referentes

Siento que estoy más sola que palta en oferta. No logro imaginarme como líder o empresaria, porque en mi cabeza eso es solo para gente que nació con una calculadora en una mano y un plan de negocios en la otra. Me comparo con los demás y siempre encuentro a alguien que parece tener más ventaja que yo… como si el éxito viniera con fila preferencial y yo estuviera esperando turno en el sistema publico de salud.

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5. Carga emocional y familiar

Siento que las responsabilidades familiares y emocionales me tienen más atada que hamaca mal amarrada. Entre el corre-corre del día a día, tengo menos tiempo y energía para mi negocio que un celular con 1% de batería. A veces creo que por enfocarme en mis sueños estoy descuidando a mi familia, como si perseguir mis metas fuera pecado y no necesidad. Así que termino aplazando lo mío para atender lo de los demás… básicamente, soy la versión humana del “ahorita lo hago” y ese “ahorita” nunca llega.

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6. Síndrome de la impostora

Me siento más incapaz de asumir un rol de emprendedora enfocada, pero igual lo deseo. Cada vez que algo me sale bien, pienso que fue pura “suerte” o que los astros se alinearon por error. Estoy convencida de que no tengo las habilidades necesarias, como si para emprender hubiera que nacer con un MBA bajo el brazo. Y el miedo a que me “descubran” como fraude es tan grande, que a veces siento que en cualquier momento alguien va a gritar: "¡usted no sabe lo que está haciendo!" y yo solo respondería: "¡Pues claro que no, pero aquí vamos!".

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7. Dificultad para equilibrar emociones y decisiones

No se manejar la incertidumbre, me siento triste, frustrada y enojada al no avanzar en mi idea. Me cuesta definir objetivos claros o priorizar pasos y me convierto en una procrastinadora en potencia, me quejo y asumo el rol de victima.

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8. Sensación de falta de tiempo

Creo que no tengo suficiente tiempo para emprender por mis responsabilidades diarias. Pospongo mis tareas clave por agotamiento o falta de organización. Tengo sensación de estar sobrecargada y no avanzar. Dejo a medias mis ideas por no encontrar espacios para desarrollarlas, en pocas palabras sufro de excusitis aguda.